
19 días y 500 noches
Lo nuestro duró lo que duran dos peces de hielo en un whiscky on the rocks,en vez de fingir,o, estrellarme una copa de celos,le dio por reír.De pronto me vi,como un perro de nadie,ladrando, a las puertas del cielo.Me dejó un neceser con agravios,la miel en los labios y escarcha en el pelo.Tenían razón mis amantes en eso de que, antes,la mala era yo,con una excepción:esta vez, yo quería quererlo querer y el no.Así que se fue,me dejó el corazón en los huesos y yo de rodillas.Desde el taxi,y, haciendo un exceso,me tiró dos besos…uno por mejilla.Y regresé a la maldición del cajón sin su ropa,a la perdición de los bares de copas,a las cenicientas de saldo y esquina,y, por esas ventas del fino Laina,pagando las cuentas de gente sin alma que pierde la calma con la cocaína,volviéndome loca,derrochando la bolsa y la vidala fuí, poco a poco,dando por perdida.Y eso que yo,paro no agobiar con flores a él,para no asediarlo con mi antología de sábanas frías y alcobas vacías,para no comprarlo con bisutería,ni ser el fanto cheque va, en romería,con la cofradía del Santo Reproche,tanto lo quería,que, tardé, en aprender a olvidarlo, diecinueve días y quinientas noches.Dijo hola y adiós,y, el portazo, sonó como un signo de interrogación,sospecho que, así,se vengaba, a través del olvido,Cupido de mi.No pido perdón,¿para qué? si me va a perdonar porque ya no le importa…siempre tuvo la frente muy alta,la lengua muy larga y la falda muy corta.Me abandonó,como se abandonan los zapatos viejos,destrozó el cristal de mis gafas de lejos,sacó del espejo su vivo retrato,y, fui, tan torera,por los callejones del juego y el vino,que, ayer, el portero,me echó del casino de Torrelodones.Qué pena tan grande,negaría el Santo Sacramento,en el mismo momento que el me lo mande.Y eso que yo,paro no agobiar con flores a él,para no asediarlo con mi antología de sábanas frías y alcobas vacías,para no comprarlo con bisutería,ni ser el fantoche que va, en romería,con la cofradía del Santo Reproche,tanto la quería,que, tardé, en aprendera olvidarla, diecinueve días y quinientas noches.Y regresé…etc.
A la “muchacha de ojos tristes”, por si le roba una sonrisa